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Hoy en día entrevistar a Carlos Gómez es como cuando un padre de una iglesia le habla a sus feligreses, ya que lo único que sale de sus labios son palabras sagradas, de sabiduría y positivismo.
Gómez, quien en el pasado fue un tipo pretencioso, hoy verlo llegar a Kissimmee, hogar de los Astros de Houston aquí en Florida, a las 7 de la mañana como un novato cualquiera es normal. Inclusive, es de los primeros en llegar y hacer sus rutinas.
¿Pero qué ha cambiado en Gómez?
“La familia hace que uno cambie el enfoque, me hace ver la vida diferente. Hoy tengo tres hijos y una esposa. Solo tengo tiempo para ellos. De hecho, no llevarlos al colegio me hace sentir mal”, declaró Gómez a redactores de Listín Diario.
“Mi vida es hacerlo sentir bien a ellos y a mí mismo, afuera hay otros en situaciones peores que uno. Nosotros somos bendecidos, buena familia, buen trabajo y bien económicamente. Entonces hay que regalar sonrisa y vivir la vida alegre”, sostuvo el patrullero central de los Astros de Houston.
A seguidas dijo: “Voy a Santo Domingo y paso desapercibido porque no salgo a discotecas ni ando bebiendo, los coros míos son en mi casa”, dijo.
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